Algunas reflexiones para terminar el practicum
Sobre el aprendizaje de la docencia
Antes de la crisis sanitaria, y basándome en la experiencia de la primera parte de las prácticas, me propuse como meta dos cosas: aprender a gestionar una clase y trabajar y crear tanto material como me fuera posible. La realidad ha sido bien distinta, me ha faltado un feedback inmediato que me diera la oportunidad de mejorar y modificar las actividades creadas o de aprender distintas técnicas, pero sobre todo no he tenido oportunidad de saber cuánto me queda aún por aprender.
Sin embargo, he aprendido y recordado cosas esenciales, como lo importante que es la motivación, no solo para conseguir cualquier objetivo, sino también para mantener la cordura en una situación tan imposible como la vivida. Con cada ejercicio que he creado he recibido las gracias y las felicitaciones de mi tutora de instituto, me ha animado e instado a seguir trabajando, ha alabado mi imaginación y me ha dicho cosas tan bonitas como “serás una buena profe”. Esto mismo he intentado transmitir a las alumnas en la breve interacción que he tenido con ellas y es lo que intentaré cada día en mi práctica docente.
Sigo pensando que, para un buen docente, además de los conocimientos, son imprescindibles los medios y los materiales, por lo tanto, seguiré preparando actividades y presentaciones, seguiré aprendiendo a manejar nuevas herramientas y seguiré analizando qué tipo de docente no quiero ser.
La escuela sin escuela
En condiciones normales el centro educativo es, con todos sus defectos y necesidades de mejora, garante del acceso universal a la educación en unas condiciones de casi igualdad. Pero en una situación de crisis en la que se cierran los centros educativos, las desigualdades se acentúan y los procesos de enseñanza-aprendizaje se complican. Para intentar paliar la situación, además de intentar proporcionar el material adecuado, el profesorado debe adaptarse a la nueva situación y dar una respuesta inmediata.
De hecho, es ahora cuando nos damos cuenta de que no se ha programado siguiendo el modelo ofrecido por el Diseño Universal de Aprendizaje: si así fuera, todos nuestros materiales serían accesibles en un entorno en el que el aula desaparece; nuestras actividades serían variadas y podrían ser realizadas en papel, en pizarra, en ordenador o incluso de viva voz. Me refiero, en concreto, al Principio I del DUA que nos insta a proporcionar múltiples medios de representación para hacer accesibles los materiales. No podemos olvidarnos de que el primer paso para lograr la plena inclusión es facilitar el acceso y la participación en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Durante el estado de alarma he intentado conocer mejor las opiniones respecto a la educación de profesores, padres y alumnos (el entorno personal y los grupos creados en redes sociales proporcionan mucha información de primera mano) y parece ser que la opinión general es parecida a lo que he intentado expresar:
1. Se detectan dificultades en el acceso ya que no todos los alumnos tienen opciones para seguir una clase online, ya sea por falta de material, por motivos económicos, o porque sólo dispongan de un aparato para toda la familia.
2. Algunos profesores no están preparados para trabajar en un entorno digital, sus materiales no están adaptados y carecen de los conocimientos necesarios para manejarse con las nuevas tecnologías. Descuidos en las explicaciones y excesivos deberes.
3. Los alumnos no tienen la capacidad de gestionar un proceso de aprendizaje por sí mismos sin ayuda de un profesor.
Frente a estas dificultades considero que se hace necesario un cambio inmediato en los aspectos expuestos, además, debemos potenciar y reconocer la importancia de la educación no formal e informal.
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